viernes, 20 de abril de 2018

El Neolítico (del griego νέος, néos: ‘nuevo’, y λίθος, líthos: ‘piedra’), Edad de piedra nueva o Pulida, es uno de los periodos en que se considera dividida la Edad de Piedra. El término fue acunado por John Lubbock en su obra Prehistoric Times (1865). Se sabe de la siembra, recolección y almacenaje de cereales. Entre los inventos útiles para las labores agrícolas, se encuentran la hoz de madera, el hacha de piedra pulimentada, el molino de mano para moler el grano o el cereal y los objetos de esparto, como las cestas de mimbre, los sacos o las sandalias de esparto. El arado tirado por bueyes o asnos permitió remover mejor la tierra y labrar una mayor extensión de terreno en menos tiempo. Ej: hoz.
La agricultura industrial está asociada a la extensión de monocultivos y vinculada a deforestación de ecosistemas de gran valor e incluso de bosque primario. Al ser cultivos tan desarraigados de la naturaleza se generan desequilibrios, siendo terrenos empobrecidos vulnerables a enfermedades y plagas. Los monocultivos provocan un desequilibrio ecológico importante, empobrecen los suelos y son más susceptibles a enfermedades y plagas.
Por tanto, se genera la necesidad de aplicar grandes dosis de productos químicos como  fertilizantes sintéticos y productos químicos (pesticidas y herbicidas) con altísimos impactos ambientales como por ejemplo la contaminación del suelo, de acuíferos y cursos de agua, así como efectos en seres vivos como es el caso del declive de las poblaciones de las abejas, que a la vez sirve de alerta de algo estamos haciendo mal. Ej: primeras maquinas “basicas”.
Actualidad, con la aparición del tractor, las exigentes tareas de sembrar, cosechar y trillar pueden realizarse de forma rápida y a una escala antes inimaginable.  Es el conjunto de técnicas, conocimientos y saberes para cultivar la tierra y la parte del sector primario que se dedica a ello. En ella se engloban los diferentes trabajos de tratamiento del suelo y los cultivos de vegetales. Comprende todo un conjunto de acciones humanas que transforma el medio ambiente natural. La agricultura moderna depende enormemente de la tecnología y las ciencias físicas y biológicas. La irrigación, el drenaje, la conservación y la sanidad, que son vitales para una agricultura exitosa, exigen el conocimiento especializado de ingenieros agrónomos. La química agrícola, en cambio, trata con la aplicación de fertilizantes, insecticidas y fungicidas, la reparación de suelos, el análisis de productos agrícolas, etc.

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CIUDADANIA DIGITAL. Laro Lamtzev y Chiaro Beiguel.

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